Tarde.
Suena el despertador
Los pitidos te alertan de que debes ponerte en pie, vestirte, tratar de vivir ese día
Sigues tumbada
No puedes levantarte, lloras mirando a ninguna parte, buscando una ayuda que no existe
Miras al cielo siendo atea porque el grito de auxilio es a la desesperada
Te levantas y ves todo gris
Como cada día
Rebuscas en el armario y te pones cualquier sonrisa que pillas
Encuentras palabras amables ordenadas en un cajón
Respuestas colgadas de los percheros
Lo coges todo y te armas
Finaliza el día, llegas a casa, tiras las mentiras en cualquier rincón a sabiendas de que mañana será más difícil encontrar una sonrisa que ponerte
"Deberías ir a comprar" piensas mientras miras un punto fijo y escuchas los pitidos de la vida, alertándote de que llegarás tarde.
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